2.07.2009

LA FOTOGRAFÍA SURREALISTA


INTRODUCCIÓN


¿Qué importancia tiene la fotografía dentro del movimiento surrealista? ¿tiene la fotografía un lugar esencial? Estas preguntas me llevan a investigar acerca de la fotografía dentro del surrealismo; qué autores o fotógrafos se interesaron en este movimiento y, dentro de éste, quienes los contrataron y en dónde los publicaron.

Man Ray, André Breton, vers 1930

Con base en el movimiento surrealista, la fotografía comienza a jugar un papel diferente al que jugaba en el siglo XIX conjuntamente con la pintura, de tal manera que, en este ensayo, me permitiré analizar qué es el Surrealismo y cómo encaja la Fotografía dentro de este movimiento, con base fundamental en la investigación de Roger Thérond.1

I

La fotografía tiene un lugar esencial en nuestra visión actual del movimiento surrealista y ha sido uno de los soportes privilegiados de la creación surrealista, las pruebas son abundantes.

Sin embargo, ¿podría lo anterior ser el resultado de una equivocación? Si uno revisa las páginas de las revistas surrealistas de la época, éstas no le dan a la fotografía el lugar que se merece. Dos ejemplos importantes2:

1. Los 12 números de LA RÉVOLUTION SURRÉALISTE –publicados el 1 de diciembre de 1924, bajo la dirección de Pierre Naville y Benjamín Peret y la supervisión de André Breton– constatan que las 444 páginas que totalizan la revista comprenden 208 ilustraciones de las cuales, 48 son fotografías que representan el 23% de estas ilustraciones. En estos números no aparece el nombre de Man Ray pero sí nombran a Blossfeldt, Seabrook, Boiffard y Nadar.

La Révolution Surréaliste, Portada del No. que aparecía Un perro andaluz, 1929

2. Las páginas de la revista DOCUMENTS, revista disidente, da la impresión similar a lo antes mencionado. Esta revista, bajo la dirección de Bataille, le imprime una orientación sensiblemente diferente. De un total de 603 páginas de la revista, no figuran más que muy pocas fotografías que reclaman un estatus “artístico”: 5 para Blossfeldt y 18 para Boiffard. Un número ínfimo de acuerdo al total de las ilustraciones.

Portada de la revista Documents de George Bataille

No hay que olvidar que las fotografías sirvieron de ilustraciones a los textos de André Breton. Se cita siempre el caso de la novela Nadja, en donde Jacques-André Boiffard realiza, en septiembre de 1927, 44 ilustraciones fotográficas en las cuales, nos da una excelente indicación del rol que le debe dar a la fotografía, es decir, de todos los elementos que deben ponerse en juego dentro de una historia. Así, uno podría recordar que los textos que Breton publicó en el MINOTAURE son acompañados de fotografías de Man Ray y de Brassaï y en L´AMOUR FOU de 1937 la ilustraron Dora Maar y Henri Cartier-Bresson.


Livre de Natja, por André Breton

Minotaure, Portada de la revista de 1939

En cierto momento, los libros válidos del Surrealismo, dejaron de ser ilustrados por dibujos, sin embargo, las fotografías que realizó Jaques-André Boiffard3, Breton las encuentra “muertas y desilusionantes” Boiffard le responderá el 26 de noviembre de 1928, dirigiéndole “una carta de ruptura definitiva, que sin duda alguna, estigmatiza el fracaso de esta tentativa de colocar la ilustración fotográfica en primer plano. Sin embargo, Thérond no menciona la “verdadera” causa de su separación del movimiento, es decir, las tomas fotográficas que le hizo a Simone Kahn, su primera esposa.

Jacques-André Boiffard, s/t, 1929

Por otro lado, conviene insistir en la importancia del recurso fotográfico “anónimo” en el cual, la fuente es, en general, misteriosa. Es un signo de la actitud de los surrealistas de cara a la fotografía, ya que queda huella de una profunda ambigüedad. Esto representa una de las tantas exigencias radicales de Breton. La fotografía “anónima” aparece así, como un objeto perturbado, experimenta cierta energía poética que uno puede encontrar en alguna parte en estado latente, en la fotografía se ve, de manera experimental, el “funcionamiento” real del pensamiento, la fotografía tiene la facultad, –fuera de toda preocupación estética o moral– de hacer brotar la poesía. Es la realidad superior de ciertas formas de asociación4. Todo lo que se activa enciende el espíritu y, como ejemplos, Breton cita a los sueños lúcidos, el riesgo de aglomerar fragmentos de títulos desacoplados durante el día; estos elementos de la realidad que aparecen fotografiados se le arrancan al mundo.

El arte no es más que una tontería, escribe Breton, parafraseando a Rimbaud, si no concierne a producir objetos bellos5. La pintura moderna –incluyendo a la fotografía– se ha de considerar en lo más alto del placer de los ojos; si ella va a rivalizar con la poesía, la forma más completa de creación, ella ha de buscar nuevas maneras de sentir.

El Surrealismo, tal como lo define André Breton, es como un automatismo psíquico por el cual, uno se propone experimentar […] el funcionamiento real del pensamiento […] en la ausencia de todo control ejercido por la razón y fuera de toda preocupación estética o moral,6 de tal forma que, el surrealismo lo concebía como una “fábrica mental” que desarrollaba sus productos a partir de planteamientos sociales, artísticos o literarios.7

En la oficina de RECHERCHES SURRÉALISTES –Oficina de Investigaciones Surrealistas8– abierta el 11 de octubre de 1924 en el Hotel de Berulle, 15, rue de Grenelle, los objetos más diversos, están destinados a provocar “relámpagos”. Ahí la fotografía tiene su lugar, al igual que las pinturas idiotas, los decorados, los lienzos de saltimbanquis, los letreros, un dibujo de Max Ernst con las “hermosas fotos” de Man Ray.

Oficina de Investigaciones Surrealistas, Octavilla surrealista (Papillon)

II

Man Ray es, ciertamente con Brassaï, una de las figuras dominantes del Surrealismo fotográfico. Si Man Ray siempre ha estado en el primer rango del pequeño círculo de reunión de Breton, Brassaï denuncia que sus fotografías están por equivocación situadas dentro del surrealismo. La asimilación de esto último, en efecto, es un malentendido, Man Ray considera que las fotografías de Brasaï son surrealistas porque ellas revelan un Paris fantasmal, irreal, ahogado en la noche y la niebla9. Brasaï piensa que el surrealismo de sus imágenes no son más que otra cosa que la realidad rendida a lo fantástico de la visión”. Yo no busco más que experimentar la realidad porque nada es más que surreal.10

El interés de Brassaï, en sí, es una forma de realismo literal que toma como fuente a la pintura y a la novela de mediados del siglo XIX. Para él, la fotografía es abordada de tal manera que busca perderse en lo real como una de las aspiraciones predominantes de la era moderna, convirtiéndose en parte de la historia de la fotografía como “el hombre de la noche”11.

Brassaï, Magique circonstancielle, 1931

En cuanto a Man Ray, su forma de trabajar, pudo haber molestado a Breton, posiblemente por su manera de ser, astuta y a la vez “Naif”, su propensión a buscar grandes fortunas y además compartirlas y, por su falta de conciencia política, Breton lo calificó de “pre-surrealista”12. La total autenticidad de su pintura, así como la banalidad de sus propósitos pudieron provocar la ira de Breton; sin embargo, no sucedió así, porque la obra fotográfica de Man Ray, indiscutiblemente, se sitúa en el corazón del Surrealismo.

El discurso espontáneo de Man Ray se transmite como “energía automática o subconsciente”, en donde uno posee reservas ilimitadas, las cuales son suficientes para emanar los sentimientos reprimidos o conservadores13.

Man Ray en todos sus escritos y entrevistas que dio, no deja ver que haya tenido una actitud “blof” pero sí entretenida. Un artista, según él, debe ser un ser privilegiado capaz de liberarse de todas las convenciones sociales, en cuya meta debería alcanzar la libertad y el placer; por lo tanto:

El arte debe ser un placer sin esfuerzo

La fotografía no es solamente un lugar de acercamientos insólitos o asociaciones inhabituales, sino también de manipulaciones que engendran un gran hallazgo que modifica la identidad de las cosas y poetiza lo real. Así, en el resultado de estos juegos de azar, se llega a desarrollar un proceso metódico y paciente.

Man Ray, s/t, Rayograma, 1943

Los ejemplos abundan; uno de ellos es el retrato de la marquesa Casati14 que en 1922, Man Ray describe en su autobiografía como resultado de un azar: la iluminación que utilizó para este retrato, venía de una instalación eléctrica vieja e insuficiente, de tal manera, que le pidió a su modelo que se moviera lo menos posible, pero la marquesa, dice él, posó como si la estuvieran filmando y, esta noche, cuando reveló los negativos, todos ellos mostraban las imágenes barridas. Como la marquesa no tuvo noticias de Man Ray, poco después ella le habó por teléfono, Man Ray le dijo que los negativos no valían nada, pero ella insistió en verlos por malos que hallan sido. Sacó algunos donde podía distinguir un semblante de una cara donde se veían tres pares de ojos, esto se podría tomar como una versión surrealista de una medusa y precisamente estas son las fotos que le encantaron a la marquesa: diciéndole a Man Ray que realizó el retrato de su alma y le pidió una docena de copias.

Man Ray, Marquise Casati, 1922

La utilización de innumerables trucos técnicos, a los que Man Ray recurrió, no tienen como objetivo, contrariamente a lo que se han dicho, el alejamiento de la fotografía de la pintura, al deshacer o destruir el modelo fotográfico. Refiriéndose a esto, la práctica de Man Ray es ejemplar. Así él se deja llevar por los azares, pero, al mismo tiempo, no deja de utilizar todos los recursos de su oficio para alejarse de su trivial realidad. Lo hace como lo hacían sus predecesores pintores, retocando, rencuadrando y enfrentando todas las asperezas de una realidad equivocada y banal15.

Hicimos un bonito entierro de la fotografía pictórica y de los procedimientos de la antigua forma de realización: goma, carbón y bromuro. Oímos proclamar que la verdad de la fotografía estaba en su reproducción fiel de los objetos y solamente eso convenía a los realistas. Pero nuestros discursos modernistas escondían la realidad del oficio y, como eso les importaba poco, solamente contaba el resultado milagrosamente conseguido.16

Para Man Ray, la fotografía forma mecánicamente el acercamiento de la realidad y, por lo tanto, el medio ideal del surrealismo; pero, contrariamente a lo que se podría pensar, como desmaterialización de la fotografía no está exclusivamente ligada a la utilización de los procedimientos fotográficos nuevos o a los trucos técnicos (sobre-impresión, internegativos, solarización, reticulación) que son frecuentemente utilizados en las imágenes de forma profesional y sirven para señalar su originalidad artística e imponerle un estilo inmediatamente reconocido. El único artificio que Man Ray utiliza constantemente es el reencuadre que se ha reenmarcado con lápiz o pluma o que se ha doblado el contacto, lo emplea siempre para modificar sus imágenes.

Lo que era, para Man Ray, al principio, una desventura técnica por la falta de iluminación u óptica adecuadas, creó rápidamente una regla: el azar a su favor. Y comenta:

Ciertas de mis fotos, las mejor hechas en blanco y negro, no eran más que engrandecimientos de detalles y del cuerpo. Dando detalle a una textura inherente a la fotografía, todavía fui más lejos, emplee el grano grueso y la inversión parcial del negativo y otras variantes técnicas, desaprobadas por otros fotógrafos convencionales.17

Es cierto que alguna de sus imágenes más grandes conjugan así todos los procedimientos pero, el recurso a estos, no es imperativo para obtener un efecto de irrealidad, así una imagen como la “escultura inmóvil”18 realizada en 1920 no se da como una simple representación de una tela secándose en el aire, pero sí pretende responder al interrogatorio de Da Vinci a la pregunta: ¿cómo pintar el viento? La materialización del “soplo del aire” en la imagen, según el deseo de Man Ray de liberar la obra de arte de toda su materialidad, en donde el estado primitivo de la sociedad francesa no vacila más que en pensar que la obra simplemente representa el secar la ropa íntima en publico y, por lo tanto, no se percata de que el autor sólo quiere responder a la pregunta de Leonardo. La revolución surrealista sugirió el título de “France” para esta obra, porque la sociedad francesa sugirió que Man Ray suponía cómo la sociedad francesa ponía su ropa a secar19.

Man Ray, Moving Sculpture, 1920

Generalmente, se oponen las imágenes del pictorialismo20, todavía activas en los años 20s y los nostálgicos del gran arte pictórico a aquellos jóvenes de la fotografía moderna, adeptos a las fotografías puras y netas; se oponen, por tanto, al mito de la representación mimética como único propósito del medio.21

Hans Bellmer, La Poupée, 1935

Los surrealistas, según Benjamín, son los últimos instantes de la inteligencia europea, se ponen deliberadamente al margen de esta discusión. Que se trate de Man Ray, Hans Bellmer, Dora Maar, Claude Cahau, Raoul Ubac, o Jaques-André Boiffard, todos ellos utilizaron plenamente el efecto real de la fotografía, para magnificar su efecto funcional, utilizando los medios que estaban a su disposición y esta subversión del “léxico fotográfico” funda la nueva poesía visual.

Dora Maar, 29 rue d´Astorg, vers 1936

Dali, en su apología sobre el pintor Meissonier, publica en el prefacio del catálogo de su exposición de 1933, insistiendo sobre el carácter “concreto obsesivo” del realismo académico, solamente el “fetichismo ilusionista” puede objetivar fantasmas, visiones y sueños. La fotografía por poco que se vea como un documento, es como una huella de la- realidad que se aferra mecánicamente y puede expresar “delirios de exactitud irracional”22.

Jacques-André Boiffard, s/t, vers 1930

CONCLUSIÓN

El Surrealismo, ciertamente, no ha transformado el mundo, ni cambiado la vida, ni tampoco rehace todas las piezas del entendimiento humano; pero sí nos ha enseñado a desafiar, a través de la fotografía, que no se inventa nada y que no se miente”, la fotografía surrealista permite acoger, como decía Cartier-Bresson en el prefacio de la imagen, al salvajismo, el verdadero hecho relacionando con la realidad profunda, que no expresa más que lugares comunes de la representación.

Henri Cartier-Bresson, Barrio Chino, Barcelona, 1933

El Surrealismo parece ser arrogante –porque lo acapara todo– pero no lo es, abre así un camino a una fotografía que se aproxima a un sueño. El Surrealismo se hizo sinónimo de fantástico. Dalí señaló este fenómeno cuando habló con Breton en NY en 1936 acerca de los aparadores de las tiendas más lujosas y de los autores de dibujos animados que se jactaron de ser surrealistas.

Se puede decir que la pintura surrealista es fantástica, pero no se puede hablar de que toda la pintura fantástica sea surrealista23.

NOTAS

1
. Roger Thérond. Surréalisme, Éditions du Chêne, France, 2001
2. Ibid. pp. 9-10
3. (1902-1961) nació en París. Él era un estudiante de medicina hasta 1924, cuando se reunió con André Breton a través del escritor surrealista Pierre Naville. A partir de entonces, decidió dedicarse a la investigación surrealista en la Oficina de Investigación surrealista, escribiendo el prefacio con Paul Eluard y Roger Vitrac a la primera cuestión de la Revolución Surréaliste. Prefiriendo la fotografía a la literatura, se convirtió en el asistente de Man Ray. Durante la década de 1920 tomó retratos de la escritora Inglés Nancy Cunard y fotografías de París que Breton utilizó para ilustrar su novela Nadja. En 1928, fue abruptamente expulsado del movimiento surrealista por tomar fotografías de Simone Breton. Desde 1929 fue estrechamente asociado con Georges Bataille y su publicación “Documents”, en donde su trabajo más conocido fue publicado. Tras la muerte de su padre en 1935 Boiffard reanudó sus estudios para obtener un doctorado en medicina en 1940 especializándose en radiología, de una vez por todas poner fin a su carrera como fotógrafo. En www.wikipedia.org/wiki/Jacques-André_Boiffard.
4. Breton en Thérond. Op. Cit., p.10
5. Ibid. p.10
6. Ibid. p.10
7. Cathrin Klingsöhr-Leroy. Surrealismo, ed. Taschen, Barcelona, 2004. p.25
8. Ibid. pp. 10-11
9. Therond. Op. Cit., p.11
10. Ibid. p.11
11. Roger Grenier. Brassaï, ed. Thames and Hudson, Italy, 1988. s/n
12. Man Ray. Autorretrato, ed. Alba, Barcelona, 2004. p.329
13. Thérond. Op. Cit., pp.11-12
14. Man Ray. Op. Cit., pp.204-206
15. Catharin klingsör-Leroy. Op. Cit., p.90
16. Man Ray en Thérond. Op. Cit. 2001. p.12
17. Ibid. p.11
18. Thérond. Op.Cit., p.81
19. Ibid., p.12
20. Pictorialismo: su propósito era contar con un máximo de recursos en el manejo de la sintaxis fotográfica –impresión fotográfica– para acercarse a las corrientes pictóricas contemporáneas –desde el Naturalismo hasta el Impresionismo–, y alejarse lo más posible de la documentación fotográfica –Documentalismo. en Laura González Flores. Fotografía y Pintura ¿dos medios diferentes? Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 2005. p.181
21. González Flores. Op. Cit., p. 182
22. Thérond. Op. Cit., p.13
23. Alfred Barr en Thérond. Op. Cit. 2001

BIBLIOGRAFÍA
y FUENTES DE CONSULTA

• Grenier, Roger. Brassaï, Thames and Hudson, Italy, 1988.
• González Flores, Laura. Fotografía y Pintura: ¿dos medios diferentes? Gustavo Gili, Barcelona, 2005.
• Klingsöhr – Leroy, Cathrin. Surrealismo, Taschen, Barcelona, 2004.
• Ray, Man. Autorretrato, Alba, Barcelona, 2004.
• Thérond, Roger. Surréalisme, Éditions du Châine, France, 2001

• http://www.wikipedia.org/wiki/Jacques-André_Boiffard última consulta: noviembre 2008

8.06.2008

IMAGO


¿Cuál es el significado iconográfico de la mujer en nuestra sociedad?

homenaje a HANS BELLMER


En la Alemania Nazi de la Segunda Guerra Mundial, la mujer adquirió del hombre Nazi, un símbolo de nación con el objeto de proyectar y estabilizar la imaginación de la identidad nacional, conservando las características de superioridad de la raza germana y, también para delinear su parte despereciable y extraña. En nuestra realidad latinoamericana, también la mujer adquiere del hombre un símbolo, pero no de nación ni tampoco para conservar las características de una raza ideal, sino para caer en el concepto de objeto del deseo del hombre machista.

Actualmente, la imagen del cuerpo es considerada en el arte contemporáneo como un signo en crisis que ha sido interpretado como una luz que anuncia un síntoma. Imago representa, por lo tanto, una crisis psico-sexual, en donde el hombre negocia su identidad en un campo de fuerzas en conflicto: su ansiedad, sus deseos reprimidos, su infancia, su horror del cuerpo femenino y su necesidad de control, mezclan el cuerpo de la mujer, fragmentándola con un fuerte deseo de fusión con el otro sexo.

Imago, por consiguiente, es un concepto –lacaniano– relacionado con la imagen especular o espectral que experimenta una persona al verse reflejada en un espejo.

Cada Imago es definida por una ambivalencia; puede ser casta y provocadora, cerrada y abierta, poseída y posesiva, es decir: histérica. Imago es, al fin, una criatura de éxtasis erótico continuo.

Toda la nueva atracción sexual de la mujer vendrá de la posible utilización de sus capacidades y recursos espectrales, es decir, de su disociación, descomposición carnal, sensual y sexual.

La mujer será espectral por la desarticulación y la deformación de su anatomía. Así el cuerpo entra en un proceso de confusión que conduce a la disolución de la identidad, por lo tanto, el cuerpo escapa a una definición, el cuerpo ya no es nada seguro, dando paso a una ambición de modificar el orden de la creación.

Imago es un objeto fetichista y protestatario, le da cuerpo al deseo y a sus fantasmas que se materializan en la imagen fotográfica; es una metamorfosis del cuerpo, un desdoblamiento del espejo, la multiplicación, la escisión, la reversibilidad y la fusión. ew

7.10.2008

DIARIO de una CAJA de CHOCOLATES


por lazlo lozla
2001 - 2002
Prologo

Recibir una caja de chocolates pensando que los chocolates tienen una carga de sustancias que producen en el cerebro la sensación de bienestar y de sentirse querido, me hacen notar que también recibirlos de alguien especial con quien se comparte un pedazo de la vida crean la misma sensación bioquímica en el cerebro; si a esto le añadimos el saborear dicho chocolate, pues se cierra un ciclo de pensamiento, una sensación en la boca y una percepción de la otra persona envuelta en un sabor que sólo aquellos que disfrutan del chocolate podrían comprender.

La caja de chocolates, la cual es la protagonista de este proyecto, es una caja de marca Assorted Premium Belgian Chocolates, contiene 454 gr. (16 Oz.), no tengo ni idea de cuanto sea esto en grasa corporal, la verdad no tengo la intención de averiguarlo, desgraciadamente la sensación en el paladar dista mucho de lo que acontece en el sistema digestivo, el hecho es que ya pasado el producto por la laringe, pues sólo la bulimia podría ponerle remedio a tal acto acontecido, pero como yo no soy bulímico ni anoréxico, el chocolate, espero, tenga un final de cuento.

Existe un problema de peso en esto de comer chocolates de cajita, no se si a ti te pase pero cuando uno abre la tapa de la caja, los chocolates se encuentran muy bien ordenaditos en sus correspondientes espacios, generalmente nadie te informa el contenido interno de cada uno, y en lo particular, a mi no me gustan todos los rellenos y tampoco soy tan derrochador de morderlos todos para ver cuál es el que más me agrada.

En este caso, voy a tener la osadía de comérmelos uno a uno en orden para luego, describir mis emociones y mis pensamientos acerca de la degustación de los “assortiment de luxe de chocolats belges”. No obstante quiero aclarar que esta cajita si tiene una descripción del contenido interno, pero no pienso leerla antes de comerme cada chocolate, sólo lo haré para titular cada segmento de este diario.


White Chocolate buttercream whit mocha
on a dark pra line base

dic 8, 2001 alrededor del fin del día

Es difícil describir el sabor de un chocolate, bueno ahora me enfrento a este problema porque he decidido hacerlo; la verdad es que puedo decir, como mucha gente lo hace: “mmmmhhh”, “aaahhhhh”, “yomiyomiyomi”, “chispas”, “atiza”, “que riquiricura”, “sabroooooooso”.

A mis perros les gustan las golosinas y, por supuesto los chocolates, cuando les convido alguno –claro que estos chocolates no–, a uno de ellos se le dilatan las pupilas, podría decir de una forma muy pomposa que sus pupilas sufren una “midriasis” al saborear el chocolate y una “miosis” al escasear el producto. Yo creo que a mi me pasa lo mismo, solamente que no me estoy viendo en un espejo para ver mi reacción pupilar.

Qué esperar cuando el chocolate está en la lengua, se va a deshacer como una crema, se esparcirá por el paladar y con la saliva se ira tragando hasta que la boca quede limpia de cualquier rastro de buttercream con mocha. Creo que eso pasa, pero también corren por la mente y por el alma recuerdos del remitente de la caja, de la carta que la viene acompañada, de los sucesos y las experiencias que se han venido dando. Qué inteligente regalo, que astuta forma de evocar el recuerdo, qué poderosa manera de ligar el presente con el pasado y qué extraordinaria experiencia que se canaliza en un acto creativo.


milk Chocolate pra line
whit caramelized hazelnut bits

dic 9, 2001 por ahí del medio día

“Cerca del ríííooo hay un sendeiro,
donde la tarde carameeéelo,
cerca del rio yooóoó me pierdo,
me encontrarééé
cuando me encuentreéeééee con tu beéesou”.

El cantaor entona repetidamente esta frase llena de alusiones –o fijaciones– orales y yo, tragando chocolate y descubriendo con harto asombro que tiene pedacitos de “hazelnut”, es decir de avellana triturada, a mi estas cositas en la boca que se esconden entre los dientes, atrás de las encías y en donde quepan, pues no me gusta, pero mi valentía va primero y a mover la lengua como cantaor para limpiar todo lo que se va quedando al ritmo de “Alegrías” ejecutado por un magnífico guitarrista llamado Vicente Amigo.

Este chocolate me lo tuve que comer rápido porque se me empezó a derretir en los dedos y, la verdad, preferí que lo hiciera en mi boca; la música comenzó a mezclarse con la sensación de liquidez que iba recorriendo mi garganta y con el sabor que se aferraba a mi paladar, sin importar demasiado que los trozos de avellana se atoraran por todos lados como si se negaran a ser tragados y enbullidos por el esófago.

Me pareció sentir el paso del chocolate, de forma similar al paso de un dedo recorriendo mi nuca y mi columna vertebral, como si una pluma tocara mis entrañas y estas últimas me devolvieran sentimientos que se hallaran en el fondo de un baúl abandonado y, por si fuera poco, todos llenos de melcocha e irreconocibles.


Dark chocolate
dark truffle whit vanilla

dic 9, 2001 cerca de las diez de la noche

Que sorpresa morder un chocolate y darse cuenta de que en el interior no está duro, es cremoso y amargo, es agradable pero es suficiente sabor como para no comer otro igual.

Parece que cuando se satisface el gusto por algo o por alguien, ya no quedan ganas de seguir con la satisfacción o el placer, éste no puede durar más.

Se parece al acto sexual en donde se debe mantener, entonces, el buen sabor de boca, la memoria de un momento en donde se combinan olores, texturas, formas, ruidos, temperaturas, humedad y sequedad, luces y sombras, agitación y calma, fuerza y debilidad, aspiración y expiración, inspiración, sudor, lágrimas y risas, rasguños y caricias, besos y mordiscos, menos y más, más y menos.

Sin embargo, también puede dar asco, es bueno mientras dura, cuando no es así, queda la decepción, el vacío y la tristeza de haber hecho algo lleno de nada, lleno de ausencia de vida y vacío de todo. Da igual comer chatarra y llenarse las venas de agua, que tragarse un chocolate como éste con un sorbo de refresco de grosella.


milk chocolate
p a l e pra line

dic 10, 2001 por la mañana

Por recomendación del remitente de la caja de chocolates, los metí al refrigerador ayer por la noche, y ahora, por la mañana, saqué la caja del refri, la abrí y cogí el chocolate en turno. Oh sorpresa ¡durísimo y super frío! El sabor se perdió, la textura también y el relleno suave pues cuál suavidad; mi paladar, mis muelas y mi lengua sólo tuvieron contacto con un cuasi-hielo.

La verdad no recomiendo tanta frialdad en un buen chocolate, sobre todo cuando éste no contiene sebo; un chocolate elaborado con pura manteca se disimula con el frío, como el granillo o los chocolates del Sangrons o las paletas payaso, pero el protagonista de esta mañana, pues no se come así… frío y duro.

Cuando terminé de tragarme el “hielo”, me quedé “idem” y salí de mi casa a hacer lo que tenía que hacer. En el camino pensé en la experiencia que me dejaba este chocolatito y llegué a la conclusión de que este último fungió a manera de espejo, en el cual reflejé mi frialdad, mi dureza y mi disimulo.

Creo que de vez en vez, tengo que salirme al sol para darme una calentadita.


milk chocolate caramel
and pra line with hazelnut bits

dic 11, 2001 por la madrugada

El sueño a estas horas puede más, sin embargo, aquí estoy comiéndome el siguiente chocolate.

Comerse un chocolate sin apetecerlo es diferente a comerse un “hielo”; es parecido a tomarse la píldora que te toca a media madrugada, simplemente te la tomas: te despiertas, buscas tu vaso de agua, tu pastillita, te la tragas y a dormir otra vez; de lo único que te acuerdas por la mañana es que efectivamente sí te la tragaste y que ya te toca la otra.

En este caso y con este chocolate me pasó lo mismo, y para colmo, estaba lleno de trocitos de avellana, lo único que lo salvó un poco fue el relleno de caramelo, pero por lo demás, fue un acto intrascendente.

Cuántas personas circulan por mi vida y me las tengo que tragar, algunas parecen trocitos de avellana, otras puro caramelo, otras están rancias, otras frías, otras amargas, otras… lo peor es que no he aprendido a decir ¡no quiero!


dark chocolate with butter cream
mint crisp wrapped in gold foil

dic 11, 2001 por la mañana

Este chocolate viene envuelto con un papel dorado, es el único de toda la caja que así viene, ¿por qué? no lo se, algo ha de esconder, ha de ser especial entre todos los demás; así es que desenvolví el chocolate y me lo llevé a la boca; lo mordí y descubrí un sabor fuerte de menta hecho con una suave crema que combinado con el sabor amargo del chocolate, realmente lo hace a este último muy especial.

¿Será entonces cierto que todo lo que brilla es oro o será que no es oro todo lo que brilla? Yo creo que la expectativa que uno tiene de las cosas da la respuesta particular, si a tí te gusta la menta cremosa y el sabor fuerte, seguramente el oro te brilla; de lo contrario te será un mugroso papelito de aluminio dorado.

La esencia de las cosas o de las personas siempre se encontrará envuelta, dependerá de uno si lo que se busca es la esencia o la envoltura.


dark chocolate
dark truffle with raspberry

dic 12, 2001 por la madrugada

A estas horas de la madrugada, el chocolate que me acabo de tragar –porque no me supo–, pues la verdad no me gustó, con eso de que el chocolate es el viagra azteca, con el cansancio que me cargo no creo que me haga efecto alguno, lo único que con certeza puedo decir es que el “raspberry cream” estaba demasiado ácido y el chocolate demasiado amargo.

Con esta variedad de sabores y formas que contiene la caja, las sorpresas no dejan de llegar, qué tanto se quiere un solo tipo de chocolate, se tendrá que acabar una caja completa para decidir por alguno, si esto es verdad, en dónde se compran los chocolates por separado.

En la vida –desde que uno es un puberto–, uno quiere, generalmente, relacionarse con el sexo opuesto. Existen muchos tipos de chocolates; sin embargo, no es tan sencillo probarlos todos para saber cuál es el que uno se querrá comer toda la vida, yo no creo que sea un solo chocolate el que se tenga que comprar y consumir toda la vida, me parece que por eso las personas venimos de forma surtida, a veces en cajita, a veces en bolsita y a veces a granel.

Si uno de estos chocolates no te gusta, no te lo debes comer afuerza, nada más porque viene en la caja, o porque tiene un costó, o porque te los regalaron con mucho cariño. Si es necesario dejarlo, adelante, no vaya a ser que te cause un malestar en el estomago y, peor tantito, en el alma y pueda ser algo que no tenga vuelta de hoja.


Hazelnut pra line whit hazelnut bits
Enrobed with white chocolate

dic 17, 2001 por la tarde

Tenía unos días de no comerme ningún chocolate, la tarde, la música, mis perros y el chocolate en turno, pues… una delicia, dos chocolates en uno –blanco y obscuro-, y los pedacitos de avellana bien, pero bien, triturados, así sí, así me gusta, que no se me atore nada en las encías.

Comerlos no es tan difícil, pero escribirlos como diario es más complicado. Si este diario fuera escrito por un obeso comedor compulsivo, tal vez diría: querido diario, me gustaría otra caja de chocolates porque ésta ya me la englutí, lo único que te puedo decir es que tengo sueño, estoy mareado y necesito un vaso de leche para que los chocolatitos amarren en mi inmenso estómago.

La realidad de esta caja de chocolates es especial, son chocolates de excelente calidad y la variedad tiene sus sabores, los chocolates merecen que se les aprecie, así como a todas las personas, no quiere decir que toda la gente sea tragable, hay amargos, excesivamente dulces, duros, con dos o más capas, con diferentes rellenos, con adornos, con diferentes formas, muy aguados, derretidos.

Lo cierto es que el que me acabo de comer, me hace pensar en quién podría ser su equivalente en persona ¡de_li_cio_so!


dark chocolate
with truffle with Irish Cream

dic 17, 2001 el jueves pasado

O sorpresas, otra más en la cajita de chocolates, busco el chocolatito en turno y no lo encuentro, ¿qué pasó? ¿en dónde está? El jueves pasado vino la muchacha que hace la limpieza de la casa, seguramente elle se lo comió, sino quién, ¿los perros?, no me hubieran dejado nada.

Creo que hay un chocolate que no podré saborear, sólo me imaginaré que es de chocolate obscuro con trufa y crema irlandesa, suena bien, tal vez le pregunte a Isidra –la muchacha–, tendré que pensar la pregunta: ¿a qué te supo el chocolate que te comiste? ¿te pasó algo por la mente o por el corazón? ¿no te gustaron y por eso no te comiste más? ¿por qué no te comiste el que seguía en turno? ¿por qué no el último o el penúltimo? ¿quieres otro?

Son muchas preguntas, no se si le deba preguntar, lo que si se es que los chocolates se deben compartir, recuerdo una vez un cajón en la recamara de mi madre, en el cual encontré una caja de chocolates, no aguanté la curiosidad y las ganas de abrirla y robarle un chocolate a la caja y, por supuesto a mi mamá. Otra sorpresa que me dio la caja es que el contenido de su interior consistía en puros chocolates rancios echados a perder, no se cuanto tiempo llevaban ahí. Esto es muy común en mi madre y es una gran lección para no guardar la comida y compartirla con quien más uno quiera.

Cuando Isidra empezó a trabajar conmigo, yo claramente le dije que toda comida que hubiera en esta casa, la podía consumir, con la condición de que no me dejara sin nada, le agradezco que no se acabara los chocolates y que sólo se hubiera comido uno.
Ella no sabe del diario –por supuesto.


dark chocolate
with truffle with orange cream

dic 30, 2001 hace una semana

La falta de inspiración está al día, mi “gran experiencia” como escritor se hace presente en este proyecto, no tengo ni idea de lo que este chocolate me pudo ofrecer, sólo recuerdo que el sabor ácido de la crema de naranja en combinación con el chocolate amargo no me gustó en absoluto, por lo tanto puedo concluir que en la vida existen cosas que no nos dicen nada a pesar de probarlas, son de esas cosas que pasan y ya.

En este caso traté de recordar el hecho para poderlo describir, de lo contrario, este chocolate podría permanecer en esta caja hasta que alguien lo descubriera.

Me pregunto ¿qué sería de mí, si me pareciera a este chocolate? Sería probado por alguien que sólo querría satisfacer su antojo o, de lo contrario, que nadie se le antojara comerme por que mi sabor no es grato. ¿Qué sería mejor? ser o no ser objeto del deseo del otro; por eso se nos antojan las cajas de chocolates, creo yo.


Pra line with rice crisps
enrobed with milk chocolate

dic 30, 2001 hace unos días

De la misma forma que el caso anterior, la falta de inspiración ayudó a que hasta ahora pudiera escribir acerca del presente chocolate, por cierto, exquisito.

Es curioso que existan cajas de chocolates en las cuales, unas sólo tienen chocolates idénticos y, otras sólo tengan chocolates variados. ¿Por qué?, ¿qué sucede cuando se compra una caja de chocolates?, ¿se piensa en la persona que va a recibir los chocolates o se piensa en uno mismo, es decir, en el comprador?, ¿se prefieren las cajas o los chocolates a granel?, ¿finos o corrientes?, ¿nacionales o importados?

Como podrás ver, he encontrado una similitud de los chocolates con las personas, es inevitable pensar que el sabor de un buen chocolate es parecido a la calidad de un ser humano, sin embargo, los buenos chocolates cuestan o no están al alcance de cualquiera, entonces ¿la gente que vale, cuesta también o es inaccesible?

Si pensamos en el origen del chocolate, es decir, del cacao, pues éste realmente es barato, es la materia prima, sin embargo nuestras culturas no pudieron transformarla en exquisitos chocolates como lo hicieron los europeos y los gringos y, luego se los compramos envueltos en cajas o estuches maravillosos, así como sus formas, rellenos, sabores, consistencias y demás.

La esencia de las cosas no la debemos perder, esa no cuesta, esa no apantalla, esa no confunde, esa existe en el “cacao” que llevamos dentro, pero que nadie lo ha transformado aún.


Dark chocolate
milk truffle with amaretto

feb 11, 2002 en la noche después del gimnasio

No tengo ganas de cenar, más bien de prepararme algo, ensuciar trastes y, aparte, no he comprado despensa, lo peor es que no he cobrado ningún cheque, en pocas palabras: estoy jodido, sin embargo, un chocolatito no me cae nada mal, es la cena de hoy, en estos casos no me puedo poner muy exigente con el sabor, la textura y todas esas cosas que vengo analizando con los demás chocolates, la verdad o más aún, la mera neta, cuando se tiene una carencia se puede apreciar mejor lo que uno tiene y lo que a uno se le ha obsequiado; por lo tanto:

“Más vale prender una vela que renegar de la obscuridad”

Afortunadamente todavía tengo algunas velas en esta cajita.
Mmmmmmmm… se me antojó otro chocolate pero tendré que reservar los que me quedan.


white truffle with coffee flavor
enrobed with milk chocolate topped
with dark chocolate confetti

feb 14, 2002 por la tarde

Si imaginamos el sabor de este chocolate con base en el título arriba citado, lo más probable es que tantos ingredientes den un resultado en extremo barroco, sin embargo, no fue así, creo que hasta ahora ha sido el chocolate más delicioso de toda la caja; verdaderamente se me deshizo en la boca. Por qué no pusieron más de estos, es más, por qué no fabrican una caja de puros “white truffle with ………”, tal vez sí existan, habrá que buscarlos, a la mejor sólo en Bélgica.

Qué pena que sucedan estas cosas. Parece como si llevaras a un niño pobre a Disneylandia y luego lo regresaras a su realidad miserable; así me siento, quiero otro igual y ya no hay ¿acaso tengo que ir a comprar o esperar que me regalen otra caja para atragantarme sólo este chocolate? No es justo.

Parece que la vida es así, se prueba y se prueba y se prueba, y cuando algo o alguien nos gusta, pues “puff”, se acabó. Ya no hay más de eso ni más de esto. Lo único que vale es el recuerdo, por eso pensar que …

“fue bueno mientras duró”

… es saber, con certeza, que el porvenir es más difícil, ya que está lleno de gustos personales, la bronca es encontrarlos. De lo contrario es sencillo caer en el error de vivir de lo que fue y no querer aceptar las cosas como son y mucho menos como inevitablemente serán.


Milk chocolate dark pra line topped with caramelized hazelnut bits

mar 13, 2002 pasada la media noche

Ya no se si las emociones o los sentimientos se me presentan por los chocolates, sin los chocolates o a pesar de los chocolates.

El viernes pasado por la noche o el sábado por la madrugada he pasado por el acontecimiento más doloroso de mi vida, la muerte de mi adorado perro Vinnie. Estoy seguro que este chocolate y cualquiera de los restantes de esta caja, le hubiera encantado comérselo; como no lo hizo, entonces le brindo con todo mi cariño y mi corazón este chocolatito, creo que a él no le hubieran molestado los hazelnuts y, seguramente, querría más.

Si algo tiene este chiquito es que no le puso peros a su vida, simplemente, así de sencillo la recibió y la vivió; se dio, escuchó, perdonó, acompañó, amó, jugó y dependió incondicionalmente de mi.

Por lo anterior, mi querido Vinito, mi perrito adorado, donde quiera que estés, algún día nos encontraremos, gracias por todo lo que me diste, nunca de los nuncas te olvidaré…


Dark chocolate caramel
with natural orange flavor

mar 17, 2002 domingo por la tarde

Es triste saber que las cosas se acaban así como los seres queridos que se van u otros que se alejan, sólo nos queda su esencia de la misma forma que me ha quedado el sabor fuerte y acaramelado de este chocolate.

La única diferencia entre los chocolates y los seres queridos, que encuentro en este momento, es que los primeros yo decido comérmelos y así se van desapareciendo, pero a los segundos yo no decido que se vayan, simplemente se van, se mueren, se acaban.

No se si yo mismo soy el último chocolate de la caja o yo mismo soy la caja; no se si se me considera como un chocolatito depositado en la caja de otra persona que en cualquier momento decide devorarme, saborearme y tragarme o viceversa; que confusión, quién se come a quien, quien se disfruta más, quién se gusta más, quién quiere más, quién se harta más…

El acto de comer un chocolate ¿es el producto de la búsqueda de la felicidad o simplemente de un rato de placer? ¿existe el amor en el interior del chocolate o, tal vez, en el interior de quien regala el chocolate o en quien se lo come? ¿es amor o es una carga de dopamina en el cerebro o son ambas cosas o no son ninguna?

Lo único seguro es que esta caja se está terminando y no estoy seguro de nada sólo de que todo llega a su fin y luego…


milk chocolate with
butter cream with vanilla

mar 28, 2002 por la tarde

Este es el último chocolate que quedó por ingerir, muy sabroso por cierto, me parece que resume a todos los anteriores por el hecho de que ya no quedan más y, por lo tanto, lo he disfrutado más por la escasez que por la abundancia.

La sensación de pérdida la encuentro vivamente en estos momentos; en el final de las cosas, algo me falta, algo he perdido, algo se muere y alguien se ha muerto y no se cómo recuperarlo. Ante estas circunstancias encuentro la respuesta en unas frases de Elisabeth Kübler-Ross que dicen que:
es posible que no obtengamos
lo que deseamos,
pero Dios siempre nos da
lo que necesitamos.

Y cuando obtenemos lo que necesitamos, parece que lo recibimos en forma de luz porque:

Cuando crees que ya no puedes más
siempre aparece
(como salida de la nada)
una lucecita.

Esta lucecita
renovará tus fuerzas
y te dará energía
para dar un paso más.

Esta lucecita puede ser el detalle más insignificante de la vida, lo difícil es captarlo, ponerle atención.

Esta caja de chocolates estuvo llena de luces pero, a su vez, quien me la regaló está llena de luz. La simple caja colocada en una repisa de una tienda no irradia ni un ápice de luz, los chocolates necesitan que alguien les de un toque mágico y, después que alguien los coma, los aprecie y quede, finalmente, encantado.

Después de casi cuatro meses de elaborar este diario, me doy cuenta de la rapidez del pasar de la vida y de tantas cosas que van cambiando, aunque uno no lo quiera y se resista, las cosas cambian, se acaban y se modifican de la misma forma que lo hacen el pensamiento y los sentimientos; sin embargo, el alma siempre nos dará la fuerza para enfrentar semejantes transformaciones y, aceptar que el siguiente chocolate que me coma, sea, tal vez, el inicio de otra etapa de mi vida.


White chocolate
with butter cream With pistachio

marzo 28, 2002
el sábado 15 de diciembre del 2001 por la tarde

Nada más y nada menos que el remitente de esta caja de chocolates se le antojó comerse uno, sin importar el proyecto del “diario”, ella escogió el último chocolate de la última hilera, ¿a qué supo? Sólo esta persona lo sabe, así como otras cosas que nunca le conoceré y que nunca sabrá de mi.

El chocolate –no en turno–, el último, tiene forma de corazón y es blanco, yo se que al remitente le gusta únicamente el chocolate blanco porque el chocolate obscuro no le place precisamente, el que me los haya regalado es también porque a mi si me gustan los chocolates; y también sabe que los chocolates son para mi una caricia para el alma, un acto de cariño cuando se está solo.

El último chocolate de esta caja, qué mejor que el remitente de la caja para comérselo, para cerrar con este diario, esperando que estas líneas le sepan tan bien como a mi los chocolates. LL

7.07.2008

G R I D

por: eduardo warnholtz



En este ensayo, no pretendo analizar de forma profunda a Robert Mapplethorpe como fotógrafo, ni tampoco cuestionar su calidad de gay, sino mas bien su enfermedad y la relación que tuvo con respecto a la situación de Mapplethorpe como fotógrafo. Es importante comenzar con una pregunta: ¿el SIDA sólo le da a ciertas personas? ¿El SIDA no me puede dar a mi? ¿El SIDA nada más le da a los homosexuales? Obviamente, existen muchas respuestas, los avances en las investigaciones se hacen presentes en los libros y medios de comunicación masiva; sin embargo, el SIDA sigue creciendo en proporciones geométricas y la cura, dista mucho de ser encontrada. El conocimiento y desarrollo científico de los estudios del sistema inmune, se han incrementado a raíz del surgimiento del SIDA. No obstante, para mucha gente, sigue siendo una enfermedad que sólo les da a aquellos extraños y lejanos seres que hacen cosas raras.

Lowe-Morricone-Tennant 1 —Pet Shop Boys—, escriben el siguiente pensamiento, el cual hacen una referencia a lo anterior, ya que cuando se adquiere el SIDA, resulta casi imposible creerlo, a pesar de que lo que se ha contagiado no es más que una bomba de tiempo:

1 Ayer, recuerda cuán claro parecía
en los encabezados, citando revistas
Ve hasta el final, sabías que podías
Muy bien, hasta aquí.

2 Alguien preguntó: “¿Quiénes se creen?,
¿Quién paga sus cuentas?
¿Cómo llegaron tan lejos?”
Lo hice a un lado y cerré la puerta.
Hasta aquí, muy bien.

3 Ahora parece casi imposible
Tomamos demasiado
y despertamos a todos
Puedo equivocarme, creo que dijimos
Que no podía pasar aquí.

4 No espero hablar en términos de razón,
Nuestra dignidad e inocencia heridas
Contradicen tus heridas de batalla
Curadas, no obstante, hasta aquí.

5 Ahora parece casi increíble
Nos reímos muy fuerte
y despertamos a todos
Puedo equivocarme,
pero creo que dijimos
Que no podía pasar aquí.

6 Ahora parece casi imposible
Nos encontramos otra vez
donde empezamos
Puedo equivocarme, creo que dijimos
Que no podía pasar aquí.


Robert Michael Mapplethorpe nació el 4 de noviembre de 1946 en Floral Park, Nueva York. hijo de una familia católica norteamericana. Su infancia parecía ser la de un muchacho normal, sin embargo, la trayectoria de Robert, nadie podría imaginarla, obviamente tampoco él se imaginaría como habría de terminar.

«No sé si sabías que los maricas se están muriendo.»
Robert Mapplethorpe

A comienzos de los años ochenta, lo que ahora conocemos como SIDA, en Estados Unidos se conocía con el nombre de GRID —Gay Related Inmune Deficiency / Inmunología Relacionada con la Homosexualidad—.



En 1982, existían 285 casos en 17 estados de los Estados Unidos, de estos 285 casos, la mitad se encontraban en la ciudad de Nueva York. Robert Mapplethorpe, para entonces, ya conocía algunas historias de casos de GRID en el Mineshaft —bares sadomasoquistas en la ciudad de San Francisco— con síntomas de hinchazón de los nódulos linfáticos, hepatitis de carácter grave, neumonías, infrecuente cáncer de piel —sarcoma de Kaposi—, y un abanico de infecciones.

Mapplethorpe en este mismo año tomaba un medicamento antibacteriano llamado Flagyl para combatir la amibiasis gastrointestinal que padecía desde varios años atrás; estos desórdenes entéricos se le atribuían a la población gay debido al incremento de la práctica del coito anal. Robert se mostraba extrañamente letárgico, es decir, que tenía poca energía para salir por las noches, se quejaba de síntomas gripales. El Dr. que le atendía —Dr. Lutz— al interrogarlo para hacerle un historial clínico, acerca de la relación que tenía Robert con las drogas; este último decía: «no consumo drogas reactivas, tan sólo tomo cocaína, alucinógenos y nitritos.» Lutz lo ingresó al Hospital Baptista del Sur en donde le diagnosticaron una infección auditiva de origen bacteriano y una inflamación en los nódulos linfáticos. Para entonces, el acrónimo GRID había sido sustituido por el más neutro de SIDA, peso aún quedaba por aislar el virus del HIV y aún habría que esperar 2 años, hasta que en 1984, para el desarrollo de pruebas fiables para la detección de anticuerpos. A Mapplethorpe le daba pánico la posibilidad de padecer SIDA; sin embargo, la radiografía de su tórax era normal y no mostraba síntomas de neumonía. Ahora bien, su infección auditiva no era normal en una persona de 36 años; seguramente, de haber contado con un sistema de detección sanguínea como las actuales, Robert habría dado positivo.

Mapplethorpe comenzó a desviar su atención de las escenas sadomasoquistas, comenzando a fotografiar escenas pornográficas heterosexuales cono si ello le proporcionara cierta protección frente al SIDA. La fascinación por la pornografía puede entenderse como parte de una postura vanguardista destinada a descodificar la pornografía con base en remedar su propia «imagen». La revista Screw cita al respecto:

La estrategia de Maplethorpe [sic] es, en cierto sentido, cínica. Estos ciudadanos de clase alta que bajo ningún concepto querrían verse sorprendidos frecuentando el ambiente anónimo de los espectáculos en vivo y las tiendas “porno”, tienen, no obstante, la misma necesidad que todos los demás de imágenes con que nutrir su apagada vida sexual. Así, dado que ellos no acuden al “porno” Maplethorpe [sic] les trae el “porno” a domicilio.» 2

Robert Mapplethorpe continuó teniendo aventuras con sus modelos; C.S. Manegold, clasificaba a este estilo de vida como Homo New Yorkus. El verdadero mensaje de las fotografías de Robert no se hallaba relacionado con la moda, sino con el poder y la sumisión, especialmente en lo que se refería a hombres de raza negra.

Dada su educación católica, el crítico Paul Schmidt se preguntó si las fotografías de Mapplethorpe no constituirían un mecanismo propio para enfrentarse a su culpabilidad sexual. Cuando un adolescente de 3er grado comete un acto de exhibicionismo está realizando también un acto de agresión que, en ese contexto, representa al mismo tiempo un deseo de recompensa y de castigo. Equivale a «que te jodan», pero luego es: «castígame porque soy un niño malo.»

Robert adquirió celebridad por abrir paso a todo un campo de especulación teórica en una sociedad que nunca se había enfrentado abiertamente a la iconografía del sexo. Schmidt opinó que al principio Mapplethorpe se enfrentaba a la imaginería sexual de un modo sumamente inconsciente, hasta que advirtió que podía salir bien librado de todo ello; sin embargo, al final se sentía desgraciado y, sin querer parecer condescendiente, Schmidt cree que en algún lugar del fotógrafo se ocultó un alma consumida que grita pidiendo afecto.

El SIDA ejerció un profundo efecto en la perspectiva de Mapplethorpe frente a la fotografía, Robert fue mostrando la tendencia a fotografiar a aquellos modelos que le atraían más desde un punto de vista estético que sexual. Muchos amigos de él, le previnieron de que se comportamiento sexual equivalía a un suicidio. tal parece que su comportamiento iba cambiando en cuanto al contenido de sus fotografías pero no era equivalente al cambio de comportamiento de sus prácticas sexuales. Para Robert el sexo era lo más importante que cualquier otra cosa en su vida, y por más que las consecuencias de sus acciones entrañaran ahora un mayor riesgo, se negaba a modificar su comportamiento. Acaso debido a que raramente practicaba el sexo anal —método de transmisión de SIDA citado con más frecuencia por los especialistas—, Mapplethorpe creía hallarse a salvo de peligro. O quizá se hallaba sumido en tal estado de autonegación que llegaba a creerse invencible.

«Yo no pertenezco a un grupo de alto riesgo.»
Robert Mapplethorpe

Paul Schmidt señalaba que los autorretratos de Mapplethorpe como la llave que explicaba su propio egocentrismo; estos sirvieron para escenificar las distintas fases específicas de su vida: la confusión sexual de sus primeras polaroids; la blanda facilidad de su convivencia con su mecenas Sam Wagstaff. En los últimos autorretratos el fotógrafo ya no se encontraba bien, el retoque en las fotografías ya no ayudaban; se despertaba a mediados de la noche empapado en sudor, las glándulas linfáticas seguían hinchadas y padecía dolores estomacales y diarrea.

Wagstaff, que también era su amante, había cuidado de sus intereses durante la última década, pero dado que ambos habían construido una suerte de muro defensivo en torno al tema del SIDA, no osó insistir en que el joven artista se hiciera las pruebas de detección de la enfermedad, a pesar de que Wagstaff padecía todos los síntomas de dicha enfermedad.

A finales de septiembre de 1986, Mapplethorpe se encontraba tan débil que apenas podía abandonar su departamento, su pulmonía tenía todas las probabilidades de ser de las del tipo que provoca el SIDA. Robert había tenido relaciones sexuales al menos con un 75 % de los hombres que aparecía en el libro —Black Book— los cuales se rumoraba que muchos de ellos habían contraído el SIDA y ya estaban muertos. Robert estaba cada vez más enfermo y no recibía los cuidados necesarios, se empeñaba en negar su enfermedad y a ingresar a un hospital a examinarse; sin embargo, mas tarde y debido a su malestar aceptó ingresar a un hospital, en el cual, los resultados de sus exámenes resultaron positivos.

Mapplethorpe alimentaba una fe pueril en las capacidades curativas de la ciencia; en diciembre de 1986, salió del hospital, sintiéndose mejor debido al AZT y a las inyecciones semanales de vitamina B12 , mientras que en enero de 1987, su mecenas y amante ya había muerto de SIDA. Este acontecimiento despertó la sospecha en el medio artístico de la salud de Mapplethorpe; todos creían que Robert tenía SIDA.

Esta situación llevó al fotógrafo a estallar, recorriendo todos los bares de homosexuales en busca de negros. Había confiado a diversos amigos que atribuía a un negro el haberle contagiado el virus del SIDA, pero después de vanagloriarse de haberse acostado con aproximadamente un millar de hombres, difícilmente podía estar seguro. Con todo esto, se aplicó a la tarea como un ángel vengador, abordando a un negro tras otro con ofertas de cocaína para luego tentarlos con la palabra nigger. Es imposible saber concretiza si Robert tomaba precauciones en la cama, pero para los observadores externos, el fotógrafo mostraba una agresividad espeluznante.

Mapplethorpe, heredó de su fallecido mecenas —Wagstaff— la cantidad de 7 millones de dólares. Esta cantidad le incrementaba la fe de curarse: «Tan solo confío en vivir lo suficiente para disfrutar de la fama». Su enfermedad sirvió para incrementar el potencial de ventas de sus obras. Para entonces, era ya uno de los fotógrafos más célebres del mundo, y durante la última década su obra había aparecido en sesenta y una exposiciones individuales, cinco libros y quince catálogos. El SIDA, sin embargo, no tardaría en catapultarlo hacia otro ámbito de la fama ya que, por desgracia, nada había de realzar tanto su vida como la perspectiva de perderla. Los galeristas, como buitres, opinaban que no era imposible vender un millón de dólares en obra, con base en la enfermedad del fotógrafo: «cuanto más muerto mejor», la gente empezaba a comprar fotografías de Mapplethorpe anticipándose a su muerte. El valor de cada fotografía se elevó a diez mil y quince mil dólares por anticipado. Mapplethorpe, su enfermedad y la iconografía sexual o pornográfica eran toda una sensación. Mapplethorpe se convertía en una Institución, en una empresa, en una fábrica de fotografías.

En mayo, Robert sufrió una recaída de su pulmonía. Aquejado de neuropatía, una inflamación de los nervios que le produjo un terrible ardor en los pies. Mapplethorpe era un paciente extremadamente pasivo: se tomaba cualquier pastilla que le fuera recomendada, pero, aunque diversos doctores le previnieron de que el consumo de cocaína no haría sino dañar aún más su sistema inmunológico, continuaba aspirándola y fumando casi dos paquetes de cigarrillos al día. Al respecto, el fotógrafo decía: «Si tengo que cambiar mi estilo de vida, no me interesa seguir viviendo».

La salud de Robert iba en decremento, los doctores le diagnosticaron que padecía el síndrome de consumición —pérdida de peso y diarrea crónica—; en marzo comenzó a sentir terribles dolores abdominales y náuseas generalizadas.

Las apetencias sexuales se extinguían también; fotográficamente hablando, Robert había dejado de concentrarse en los desnudos de negros y, posteriormente en ninguna clase de desnudos; por el contrario, desvió la atención a las estatuas de mármol, intentaba insuflar vida a la piedra. Sus retratos femeninos comenzaron a parecerse cada vez más a imágenes de ángeles.

Una nueva morbosidad aparecía en la obra de Mapplethorpe, una de las imágenes más macabras es, sin duda, la fotografía que tomó de una calavera humana. Para él, constituía la imagen más puramente escultural de todas. Por otro lado, este tipo de fotografías ya no eran tomadas físicamente por Robert, sino por su hermano y su laboratorista, ya que el fotógrafo ya no estaba en condiciones de hacerlo, sólo dirigía la acción. El estilo de Mapplethorpe se había convertido hasta tal punto en un formulismo que al artista le bastaba con dar su aprobación a una prueba polaroid para delegar el proceso fotográfico a otra persona.

En mayo de 1988 Mapplethorpe firmó los documentos pertinentes para la creación de la Fundación Robert Mapplethorpe y diseñó la normativa bajo la que habrían de administrarse los fondos de la organización. Para entonces, al fotógrafo no le interesaba destinar el dinero de la fundación a la investigación del SIDA, y prefería emplearlo únicamente en proyectos relacionados con la fotografía y sus exposiciones.

La idea de vivir y de poder curarse algún día hacia que Robert Mapplethorpe insistiera en comer en restaurantes, a pesar de que vomitaba prácticamente todo lo que ingería; esta conducta lo llevó al hospital nuevamente para que se le instalara un catéter Hickman en el tórax para poderle administrar regularmente una solución proteínica por vía intravenosa. Robert, ya en casa, al verse como monstruo, lleno de tubos en el pecho, cayó en una profunda depresión y, para colmo, tuvo que contratar, a pesar de todo, un enfermero que le ayudara a alimentarse. Los utensilios de cocina dieron paso a jeringas epidérmicas. «Todos estos tubos me hacen parecer una criatura del espacio … es horroroso.» reclamaba el artista.

Para estas fechas, apenas se enteró su familia de que Robert tenía SIDA, desde 1967 no se veían, y obviamente tampoco sabían de la homosexualidad de Mapplethorpe. Nancy —su hermana mayor— reunió a la familia y les contó la situación de Ronert: de su enfermedad y de su homosexualidad; Joan —su madre— no creyó que su hijo fuera gay. Posteriormente visitaron a Robert.

En julio de 1988, después de la visita de sus padres, ingresó al hospital St. Vincent, donde le fue diagnosticada una mycrobacterium avium-intracellulare —MAI— una enfermedad terminal. De esta forma, comenzó a extenderse el rumor de que el fotógrafo no había de abandonar el hospital en vida, cosa que no fue así, Robert regresó a su casa, tenía una gran motivación por asistir a la inauguración de la máxima exposición fotográfica que iba a tener en el Whitney.

Ya estando en la inauguración, Mapplethorpe se vio envuelto por una muchedumbre de seiscientas personas. Los paparazzi buscaban obtener imágenes que representaran lo que comenzaba a convertirse a toda prisa en un nuevo género retratístico: la imagen del SIDA. «Otra dimensión de la realidad moral».

Robert había «seguido una curva cultural que se iniciaba en los setenta y ochenta con los diversos movimientos de liberación sexual y que ahora parece descender hacia el temor y la muerte.» afirmaba Kay Larson en el New York. El SIDA había proporcionado una importancia adicional a la obra de Mapplethorpe; hasta qué punto era el artista importante o mediocre; ésta ha de pasar a un segundo plano. Se trata, definitivamente, de una cuestión de mercadotecnia y de creación de mitos.

«En definitiva, resulta imposible adivinar cómo percibirán a Robert Mapplethorpe las generaciones futuras … muchas personas compraban sus flores por la emoción de poseer un Mapplethorpe o, en su caso, la punta del iceberg, por asó decirlo. Muchas de ellas jamás habrían colgado sus imágenes sexuales en su casa, pero el hecho de poseer una de sus flores les permitía coquetear levemente con su mundo. La exploración de la sexualidad representa un tema de gran importancia en fotografía, y Robert, sin duda, ha de contemplarse como una figura crucial.» 3

A Robert le preocupaba saber que sus padres visitaran la retrospectiva de su obra en el Whitney; esto reflejaba que «…sus padres eran aún los sacerdotes represores de su infancia, y él seguían siendo el mismo chiquillo asaeteado por la culpa.» comentaba Steven Aronson.

Mapplethorpe era un hombre agonizante, sin embargo, seguía convencido de que al final se salvaría. Creía firmemente que la cura para el SIDA existía, y que todo era cuestión de resistir hasta que apareciera. En noviembre inició un curso de hiperinmunoterapia, que consistía en inyectarle, a los pacientes de SIDA en estado avanzado, anticuerpos extraídos de individuos infectados. Robert era uno de los primeros en el mundo en recibir esta tratamiento. Poco después el fotógrafo se encontraba mejor.

Mientras tanto, su madre preguntaba a su hijo menor Ed —que trabajaba como asistente de Robert— si el fotógrafo seguía yendo a misa los domingos, y que tenía la intención de mandarle al padre George Stack —sacerdote de su infancia— para larle a Robert los santos sacramentos. El padre Stack acudió al lugar de Mapplethorpe, quedando hipnotizado al contemplar los objetivos que adornaban la habitación; era un verdadero combate entre el bien y el mal en cuanto al arte religioso que decoraba el espacio. La intención de confesarlo se diluyó inmediatamente, posponiéndola para otra futura visita.

El galerista Howard Read, en dos años realizó 3 exposiciones de Mapplethorpe; después de la muerte de Robert, Read comentó: «Si Robert hubiera vivido seis meses más y hubiera anunciado desde su lecho que se había limitado a sacar fotografías de su almohada y que quería montar otra exposición, lo más probable es que la hubiéramos hecho.»

Así, Read, organizó otra muestra de fotografías de Robert con base en sus bustos e iconos religiosos. Las fotografías fueron tomadas por su asistente Brian English, supervisadas por Robert; se imprimieron 10 copias de cada fotografía y se vendieron inmediatamente. Como se puede observar, todas estas fotografías, eran de objetos que Mapplethorpe tenía al alcance de su mano; de haber estado sano no lo habría autorizado.

«El Momento Perfecto» era la exposición más importante de Robert Mapplethorpe, la cual se inauguraría en 9 de diciembre de 1988 en el Instituto de Arte Contemporáneo de Filadelfia. Constituiría el último de los objetivos del fotógrafo. Éste continuaba sufriendo vómitos tan intensos que ya no podía digerir las pastillas de AZT; por lo tanto no pudo asistir a Filadelfia, conformándose con ver el acontecimiento por video; al respecto éste dijo: «Fue como asistir a mi propio funeral y oír a la gente hablando de mi … Me sentí tan entristecido que me eché a llorar.» Este acontecimiento sumió a Robert en la peor depresión de su enfermedad, no hallaba consuelo en nada: ni en el sexo, ni en las drogas, ni en la comida; los cigarros constituían su único placer, se negaba, por supuesto, a dejar de fumar.

Mucha gente —amigos de Robert— pensaban que la Fundación Mapplethorpe contribuiría a la investigación en torno al SIDA además de la Fotografía; sin embargo, el artista sólo le interesaba utilizar el dinero para perpetuar su nombre; quería hacer un equivalente al Oscar de Hollywood en el campo de la fotografía, con la diferencia que los ganadores recibirían un Mapplethorpe. Después de todo, en enero decidió inesperadamente destinar una parte de su riqueza —1 millón de dólares— al SIDA; el cual sirvió para crear una unidad de cuidados para enfermos del SIDA en el Hospital Beth Israel; actualmente, este pabellón es conocido con el nombre de «Mapplethorpe».

«Ahora ya no tengo ningún objetivo por el que luchar.»
Robert Mapplethorpe

Robert ya no podía digerir las pastillas de AZT sin vomitarlas, así que le administraban el medicamento por vía intravenosa. Se incluyó a Mapplethorpe a un programa de ensayos humanos de un nuevo medicamento, el CD-4. La fórmula era una copia del receptor CD-4 presente en numerosas células del sistema inmunitario y del cerebro del cuerpo humano, y se creía que actuaría a modo de señuelo, aferrándose al virus del SIDA y dotando a las células de una protección absoluta.

Sin embargo, en febrero comenzó a expectorar un esputo verde y espeso, lo que creó la sospecha de una neumonía de origen bacterial; posteriormente Robert sufrió un acceso de dolores gástricos intensos lo cual hizo pensar a Robert: « … me estoy muriendo.»

Robert fue trasladado, el mismo mes, a Boston, al Deaconess Hospital, ahí recibió las malas noticias de que, efectivamente padecía neumonía bacteriana, lo cual impedía que se le administrara el CD-4. En marzo comenzó repentinamente a sufrir hemorragias gastrointestinales, y los médicos le insertaron tubos por la garganta para drenarle el estómago; su sistema inmunitario se hallaba tan deteriorado que los medicamentos ya no le funcionaban. Su organismo estaba siendo atacado por todos los flancos.

El fotógrafo ya no tenía nada que hacer, se entretenía escribiendo su nombre repetidas veces en un cuaderno, convirtiendo su escritura en una maraña. El 8 de marzo sufrió una parálisis que le inmovilizó la parte izquierda de su rostro. Uno de sus ojos se cerró. ya no podía hablar; sólo emitía gemidos, los médicos le aumentaron la dosis de morfina, pero él seguía esforzándose por permanecer despierto: no estaba dispuesto a morir.



Ed —su hermano menor— tuvo la ocasión de cumplir la promesa que le había hecho a su madre y dio aviso al capellán del hospital, quien acudió para administrarle los últimos sacramentos. Robert no despertó: a las cinco y media de la madrugada del día 9 de marzo de 1989, sufrió un violento ataque que sacudió convulsivamente todo su cuerpo; las frenéticas sacudidas de su organismo constituían un síntoma de disfunción cerebral; Mapplethorpe había pasado sus últimos momentos librando su propia batalla interna mientras avanzaba hacia la luz. ew

NOTAS

1. Pet Shop Boys, Actually, EMY, 1987.
2. Morrisoe, Patricia, Robert Mapplethorpe, Circe, Barcelona, 1996.
3. Ibid.


BIBLIOGRAFÍA

Fridman, Wolf H., El Cerebro Móvil: de la Inmunidad al Sistema Inmune, Fondo de Cultura Económica, México, 1997.

Morrisroe, Patricia, Robert Mapplethorpe, Circe, Barcelona, 1996.

Rosenzweig, Mark R. y Leiman, Arnold I., Psicología Fisiológica, Mc. Graw Hill, 1995.

Lowe - Morricone - Tennant, Pet Shop Boys, Actually, [CD], EMI, 1997.